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Integración e Interoperabilidad, de compartir datos a comunicar conocimiento

cortesía de Pixabay

El término ‘interoperabilidad’ se está extendiendo entre las empresas, pero en demasiadas ocasiones lo hace confundiéndose con el término ‘integrar’ y es fundamental saber elegir qué necesita cada organización para alcanzar sus objetivos.

La integración consigue que sistemas diferentes se conviertan en uno único que ofrezca todas las capacidades de cada uno de los que hayan sido integrados. Es decir, dos o más sistemas o aplicaciones son capaces de comunicarse y compartir la información. Los sistemas envían los datos y los procesan para completar la información ya existente.

La integración mediante la interconexión de las aplicaciones tiene como objetivo intercambiar información operativa o financiera o de cualquier otra índole, con el fin de eliminar los cuellos de botella en los procesos empresariales y ofrecer datos en tiempo real, mover la información entre las aplicaciones o analizarla.

Si hablamos de los datos, su integración hace posible que, una vez limpios, mapeados y normalizados, los Healthy Data puedan combinarse desde distintas fuentes en una visión unificada para todos los sistemas de la empresa, y ser examinados y analizados para tomar decisiones.

Esto significa que la integración permite combinar datos heterogéneos procedentes de muchas fuentes distintas, donde residen con un formato y una estructura que corresponde a cada aplicación. De manera que hace posible que los usuarios, las organizaciones y las aplicaciones puedan acceder a distintos tipos de información. Estas ventajas son especialmente relevantes para el ámbito sanitario, donde cada área puede operar con su propio software, y la integración habilita y automatiza la comunicación, con un claro ahorro de costes y un aumento sustancial de la calidad de la atención sanitaria.

Compartir conocimientos

Según Healthcare Information and Management Systems Society, Inc. (HIMSS), la interoperabilidad “es la capacidad de sistemas diferentes, dispositivos y aplicaciones para acceder, intercambiar, integrar y utilizar datos de forma coordinada en las organizaciones, a nivel regional y a nivel nacional. De esta manera, se proporciona una portabilidad de la información sin problemas, para optimizarla en beneficio de la salud de los individuos y de la población. Las arquitecturas de intercambio de datos de salud, las interfaces de aplicaciones y los estándares permiten acceder a los datos y compartirlos de manera adecuada y segura en todo el espectro de la atención, dentro de todos los entornos aplicables y con las partes interesadas relevantes, incluido el individuo”.

Así, la interoperabilidad es la capacidad que sistemas diferentes tienen de operar entre sí y sin limitaciones, trabajando de forma coordinada y, además, con facultad para discernir la información que reciben desde todos los puntos de la red. Es decir, no solo intercambian información, también comparten conocimiento sin restricciones.

Su origen está en los años 80, cuando los hospitales comenzaron a tener más de un sistema para su gestión y debían conectarlos. Hoy día, se estima que los hospitales de EEUU tienen más de 80 sistemas cada uno y, además, muchos están conectados a otros múltiples sistemas externos. Sin embargo, todavía necesitan conectarse correctamente.

Esta información, que reside en cada uno de los sistemas que operan en una organización sanitaria, es esencial para ofrecer una atención sanitaria oportuna y de calidad. Pero, en muchas ocasiones, está fragmentada en sistemas independientes, lo que supone que el acceso a ella es parcial y que, incluso, pueden perderse datos útiles para tomar decisiones y, por supuesto, lo más grave: aumentar el riesgo que supone el tratar a un paciente con información incompleta.

Actualmente, los datos también residen fuera de los hospitales: laboratorios de pruebas diagnósticas, de secuenciado genómico, aseguradoras sanitarias, farmacias hospitalarias, dispositivos móviles y dispositivos domésticos para monitorizar la salud, entre otras fuentes. La interoperabilidad, realmente, significa que el sistema es capaz de ver todos esos datos, relativos a un paciente o a una población, en cualquier lugar.

Si pensamos en todo el sistema de salud, esto toma otra escala. Cada organización sanitaria, cada aseguradora, así como los organismos oficiales que analizan la información en busca de tendencias de, por ejemplo, pandemias, cronificación de enfermedades o pautas de la salud de la población, necesitan comunicarse entre sí. Es la forma de coordinar esfuerzos, unificar los procesos, aumentar el rendimiento y reducir los costes.

Niveles de interoperabilidad

El éxito de la interoperabilidad es abordarla de una forma ordenada y estructurada, teniendo en cuenta sus diferentes niveles:

El nivel 1 establece los requisitos de interconectividad que necesita un sistema o las aplicaciones para comunicar y recibir datos de forma segura hacia o desde otro sistema.

El nivel 2 determina el formato, la sintaxis y la organización del intercambio de datos, incluso a nivel de campo de datos para la interpretación.

El nivel semántico (nivel 3) permite que la información intercambiada pueda interpretarse automáticamente y reutilizarse por las aplicaciones que no tengan que ver con su creación y origen.

La interoperabilidad organizacional se refiere, por su parte, a la gobernanza y las normas legales que facilitan la comunicación y el uso seguro de los datos.

La clave que logra estas capacidades que la interoperabilidad ofrece para compartir conocimiento se encuentra en los estándares. En el ámbito sanitario, los estándares han avanzado de forma notable. Destaca, entre ellos, el estándar FHIR, que hace posible acceder a datos distribuidos entre sistemas, bases de datos y dispositivos, en tiempo real. Los profesionales de la salud pueden consultar exactamente la información que necesitan: historial de medicamentos, alergias o resultados de pruebas, entre muchos otros, sin tener que enfrentarse a la revisión de un número ilimitado de documentos para obtener la información.

Sepa más: FHIR, a Healthcare Data Standard Designed for the Future