Medio: Portalprensasalud.cl, Chile| Fecha: 08/05/2025

Uno de los principales desafíos que enfrentan hoy los sistemas de salud en América Latina es la fragmentación. Pacientes que recorren múltiples instituciones, historiales clínicos dispersos, exámenes duplicados y profesionales que toman decisiones con información incompleta. Esta realidad no solo impacta la calidad del cuidado, sino que también genera ineficiencias y costos que podrían ser evitables.
Nuestra nueva Ley de Interoperabilidad establece que todos los sistemas de información en salud —públicos y privados— deberán estar conectados para compartir sus datos de forma segura y eficiente. Se trata de un paso importante para reducir la fragmentación, pero el desafío no está en el objetivo, sino en su correcta implementación. Hoy no existe una hoja de ruta clara sobre cómo se llevará a cabo esta integración, especialmente considerando la diversidad de plataformas, niveles de madurez digital y realidades técnicas en los distintos centros de atención.
Frente a este escenario, avanzar hacia centros de salud verdaderamente conectados se vuelve urgente. No hablamos únicamente de digitalizar procesos, sino de garantizar que la información fluya de manera segura, oportuna y útil entre equipos médicos, niveles de atención y regiones. La interoperabilidad es el punto de partida, pero no el destino final.